terça-feira, 22 de outubro de 2013

El olor fecal podría ser un método de detección del virus de la influenza aviar

(Foto: Sxc.hu)

Una nueva investigación revela cómo las enfermedades pueden modificar el olor de los animales de forma imperceptible


Los resultados de este trabajo ponen de manifiesto que la infección por el virus de la influenza aviar altera el olor fecal en patos, por lo que la detección del virus podría basarse en estas modificaciones que se producen en las aves infectadas. 
Según un trabajo de investigación publicado en la revista Plos One y realizado por científicos del Monell Chemical Senses Center y del USDA, los patos infectados por el virus de la influenza aviar (AIV) emiten un olor fecal distintivo, lo que sugiere que la infección podría ser percibida por otros miembros de la población.
Los beneficios de esta comunicación química todavía no se conocen, ya que podría constituir un mecanismo de aviso para que las aves sanas se mantengan alejadas de los individuos enfermos o, bien, podría ser un mecanismo beneficioso para el patógeno, incrementado el “atractivo” de los animales enfermos por parte de los sanos. 
Para la realización de la investigación, se entrenó a ratones de laboratorio a que discernieran entre heces procedentes de patos infectados y sanos, mediante los cambios de olor.
El análisis químico identificó los compuestos químicos asociados con el cambio de olor: la acetoína y el 1-octen-3-ol. Estos mismos compuestos se han identificado también como potenciales biomarcadores para el diagnóstico de enfermedades gastrointestinales en humanos. Los científicos supusieron que estos metabolitos resultaban de la interacción entre el virus y las bacterias gastrointestinales de los patos, de forma que se produce una “huella olorosa” que indica la presencia del virus.
La influenza aviar es una enfermedad típicamente asintomática en patos y aves acuáticas. La infección en estas especies sólo puede diagnosticarse directamente mediante la detección del virus, para lo que es preciso la captura del ave y la toma de muestras con hisopos. Los resultados del trabajo muestran que en población es de aves acuáticas también es posible una rápida y simple detección del AVI gracias a los cambios en el olor. Además, en trabajo futuros debería evaluarse si es posible utilizar este fenómeno para realizar la vigilancia de la enfermedad en aves acuáticas. En particular, habría que asegurarse de si los cambios de olor son específicos del AIV o si son meramente una respuesta general a una variedad de patógenos que normalmente se encuentran en las aves. Por este motivo, es preciso que se trabaje en la dirección de conocer más y mejor las funciones comunicativas del olor del AIV  para saber cómo los olores pueden afectar al comportamiento social de las poblaciones salvajes

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