terça-feira, 7 de junho de 2011

Patarroyo: la autoridad sanitaria pierde credibilidad ante falsos anuncios



06-06-2011

Así lo manifestó el científico colombiano en declaraciones a los medios de comunicación antes de impartir una conferencia sobre "Las nuevas vacunas" con motivo del décimo aniversario de la fundación del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de la Universidad de La Laguna.

Manuel Elkin Patarroyo señaló que "muy respetuosamente" ha recomendado "prudencia" a las instituciones sanitarias porque un anuncio de este estilo -en alusión a la bacteria "E.Coli"- causa pánico, pero también ha aconsejado prudencia a los medios de comunicación, que son "el altoparlante a través de los cuales se hace el anuncio".

"Si ya hay algo asustador los medios lo magnifican y ya definitivamente hay pánico", dijo el investigador, quien señaló que usualmente todos los grandes anuncios de grandes problemas sanitarios "han terminado en nada".

"¿En qué quedó lo de la enfermedad de Kreutzfeld-Jacob, el mal de las vacas locas, el ántrax, el estornudo del pollo, la gripe porcina y la gripe A-H1N1?. En nada", señaló Patarroyo.

Las instituciones sanitarias están perdiendo credibilidad como consecuencia de esos anuncios y los medios también, continuó el investigador, quien admitió que lo que le da miedo es que "cuando se presente algo" realmente alarmante "va a suceder que ninguno lo vamos a creer".

Patarroyo explicó a los medios el contenido de su conferencia, basada en su investigación encaminada a lograr una metodología "lógica y racional" para el desarrollo de vacunas, lo que consiguió después de 33 años.

Recordó que desde 1864 las vacunas se han venido desarrollando a través de procesos de ensayo y error y por esta razón sólo hay quince vacunas para 517 enfermedades infecciosas.

Precisó que estas enfermedades infecciosas matan a 17 millones de personas al año, de las que 4 millones lo hacen por bronconeumonía y "¿qué vacuna hay?: cero", señaló el investigador, quien también afirmó que no hay vacunas contra las diarreas, las hepatitis -excepto la A y la B- y su centro desarrolla las que pueden combatir la malaria y la tuberculosis.

"Lo primero que hicimos fue demostrar que las vacunas se podían hacer químicamente y esto lo realizamos hace 25 años, pero todo el mundo pensó que trabajamos sólo contra la malaria y no es así, tenemos la vacuna contra la malaria como modelo experimental, es decir, como enfermedad prototipo", detalló.

En su investigación se percató de que en el desarrollo de una vacuna "simplemente" se trataba con "las manitas", esto es, los fragmentos del parásito con que se agarra a los glóbulos rojos.

Entonces concluyó que para desarrollar las vacunas "había que impedir que los microbios se pegasen a los glóbulos rojos, es decir, a las células que van a infectar".

Y había un segundo problema, tal vez más grande que ése, y es que el sistema de defensas no ve "las manitas y por consiguiente esta es la razón por la que los microbios llevan millones de años sobreviviendo", señaló Patarroyo.

Entonces se le ocurrió ir cambiando poco a poco los aminoácidos para ver cuáles eran capaces de inducir una defensa protectora y aconteció "que después de prácticamente 38.000 moléculas y 4.000 estudios en monos logramos encontrar que lo teníamos que hacer era buscar las manitas con las cuales los microbios se van a agarrar, reconocer los deditos con los que hace la aprensión a la célula a la que van a afectar y cuando reconozcas eso, se invierte la polaridad".

"Dimos las reglas químicas y físicas para ver que la molécula que se está utilizando para vacunar contra el dengue o la tuberculosis va a ser la perfecta para el desarrollo de la vacuna", afirmó. EFE asd


Dr. Juan Antonio Montaño Hiros

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