quinta-feira, 12 de julho de 2012

Una nueva vacuna frente a la fiebre aftosa permitirá diferenciar a los animales infectados de los vacunados


La enfermedad provoca salivación excesiva y las lesiones en la lengua y las pezuñas

Por Teresa García Rubio
Última actualización 11/07/2012@10:46:52 GMT+1
Actualmente, la fiebre aftosa es una de las enfermedades más importantes económicamente en los animales de producción de pezuña hendida.
La fiebre aftosa es una enfermedad muy contagiosa y que se propaga con rapidez, causando fiebre, aftas en la pezuña y en la boca, pérdida de apetito, babeo y cojera. La mayoría de los animales afectados se sacrifican, como ocurrió con más de 10 millones de cabezas durante un brote en Gran Bretaña en 2001. Existen  siete serotipos conocidos, y más de 60 subtipos, del virus de la fiebre aftosa, y no existe una vacuna universal contra la enfermedad.
Existen siete serotipos conocidos, y más de 60 subtipos, del virus de la fiebre aftosa, y no existe una vacuna universal contra la enfermedad. Las vacunas tradicionales frente a la fiebre aftosa presentan tres inconvenientes: en primer lugar, hay tantas cepas diferentes del virus que se debe tener una vacuna que se corresponda muy bien para que haga efecto; en segundo, las vacunas tradicionales contienen el virus vivo, por lo que no se pueden producir en los EE. UU; y, por último, dependiendo de la calidad de la vacuna, puede ser casi imposible determinar si un animal está infectado realmente o simplemente se ha expuesto a la vacuna. Y esto supone un gran problema, ya que a menos que sea posible diferenciar a los animales vacunados de los infectados, se prohibirá la entrada de animales a cualquier país libre de fiebre aftosa vacunados fuera de los EE. UU con la vacuna tradicional.
Un equipo de científicos del Plum Island Animal Disease Center (PIADC) ha producido una vacuna molecular contra una de las cepas del virus de la fiebre aftosa que no contiene el virus vivo y con la que sería posible diferenciar animales infectados y vacunados mediante un simple test de diagnóstico. Así lo ha puesto de manifiesto Larry Barrett, director del PIADC, que ha afirmado que este hallazgo es la mejor noticia en los últimos 50 años respecto a la enfermedad: “Es la primera vacuna frente a la fiebre aftosa con licencia para fabricarse en los EE. UU. y supone un apoyo en la estrategia de respuesta a un brote de fiebre aftosa".
El virus de fiebre aftosa presenta el material genético rodeado por una capa de proteínas llamada cápside. La nueva vacuna se produce solamente a partir de las proteínas víricas de la cápside, por lo que carece del genoma vírico infeccioso. Cuando la vacuna se administra al animal, las proteínas de la cápside desencadenan una respuesta inmunitaria protectora. Además, la ausencia del material genético del virus permite diferenciar a los animales vacunados de los infectados, de forma que ya no será necesario sacrificar a todos los animales de un rebaño después de un brote.
El virus de la fiebre aftosa, conocido desde el siglo XVI, sobrevive en los ganglios linfáticos y la médula ósea. Los animales infectados excretan grandes cantidades del virus a través de sus secreciones y excreciones corporales, exponiendo al resto de los animales. Además, el virus sobrevive en el suelo durante largos períodos, y puede encontrarse en el alimento, el estiércol, los neumáticos de los vehículos y en los zapatos y la ropa del personal. Está documentado que también se puede diseminar a través del aire a largas distancias. La ruta vía más común de introducción de la enfermedad en un país es a través de productos cárnicos del cerdo contaminados, como ocurrió en Gran Bretaña en 2001.

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